lunes, 12 de abril de 2021

Neptunian Maximalism - Éons (2020)

Trazas de metal y trazas de un rupturismo vanguardista oscuro se cuecen en la caldera viva que desangra su estigma como la dejadez de una expresión máxima y elocuente que funciona dentro de su mismo espectro que a su vez, planteado en un sentido de desoladora sinfonía, arrasa con fuerza todo espectro aural sondeando un enorme campo con sus redes de ultrasonido y ultraplasmacion para volver a la esencia viva con una expresión de conceptos propios, propias visiones, propios experimentos y propias concesiones que se pergeñan en un quehacer unificado en la plasmación de diferentes concepciones de una sofisticación progresiva sin nombre. Nada queda claro salvo que el banda se propicia a sí misma en un experimento de grandes implicancias y concernencias volcadas al servicio de una visión por demás oscura e insondable.

Es difícil de precisar o determinar el origen o trama de esta propuesta, sus implicancias son enormes y consisten en la unión de un sinfín de elementos que se funden en una sola expresión experimental, funcionando  en una danza perversa repleta de sonoridades de origen desconocido. Hay modernismo, progresividad, espacialidad, orquestación, líneas de viento provenientes de lo que parecería un jazz vanguardista, ritmos tribales, arremetidas de metal, aplicaciones de distorsiones y cantos corales, todo esto y más unido bajo una concepción atípica de construcción sonora por lo que el resultado es algo nunca antes visto ni escuchado, una propuesta perversa.

Es como si muchas casualidades se hubieran desatado en un solo proyecto, muchos estilos fueron a dar origen a uno nuevo, uno indeterminado, indefinible, misceláneo en su propio caldo de cultivo creacionista e indeterminado que logra el caos en las definiciones que están dando vuelta sobre el estilo de la banda, a la cual se le atribuye un sinfín de géneros ante la imposibilidad de nombrar bajo un solo nombre lo gigante de su propuesta, un atrevimiento que rompe con las tradiciones intelectuales, rompe con el conformismo del mundo del rock progresivo, rompe con el jazz vanguardista y se plasma, sentando sus propias bases, en auras sonoras indefinidas de un calibre que se desenvuelve y se extiende hacia terrenos no explorados anteriormente.

Viejas tradiciones del vanguardismo se unen con nuevas concepciones futuristas de un pasado remoto y un futuro antiguo que se extiende desde los orígenes de la humanidad, pasando por las diversas eras que conducen hacia las formas culturales y geológicas actuares. Es una plasmación que se funde en la visión misma de una tierra que está por concluir y que en su danzan cósmica sincronizada con los espectros solares alcanza el encuentro con esferas etéreas de donde provienen las trazas de una nueva etapa celeste que proveerá a todo ser vivo de una reverberación áurica que soslaye lo material del espectro humano  y se presenten en el devenir de la humanidad.

Hay un misterio aquí, quizás oscuro, quizás perverso, de notable fuente espiritual y gran plasmación etérea que da como resultado a esa masa sonora innombrable que ha confundido a los oyentes y hasta a los más avezados oyentes y reseñadores. Guillaume Cazalet, "para ciertos científicos, si no hubiéramos gobernado la Tierra, se suponía que los elefantes estaban en la cima de la pirámide de la vida terrestre". La ambiciosa trilogía de álbumes de “Éons” es una experiencia musical de proporciones gigantescas donde cada capítulo es parte de un ritual fascinante, una masa cósmica de luz y oscuridad.

Nada queda claro salvo que esto puede ser pergeñado solo por un gran número de participantes, y eso ocurre de hecho, siendo este el producto de un colectivo de artistas, una comunidad de “ingenieros culturales” que utilizan sonidos con una formación variable. El proyecto fue iniciado en 2018 por el multiinstrumentista Guillaume Cazalet (Czlt, Jenny Torse, Aksu), quien reunió al veterano saxofonista Jean Jacques Duerinckx (Ze Zorgs) y dos bateristas, Sebastien Schmit (K-Branding) y Pierre Arese (Aksu). . En 2020, Stephane FDL y Lukas Bouchenot tomaron la batería. Reshma Goolamy (bajo), Romain Martini (guitarra), Alice Thiel (sintetizadores, guitarra), Joaquin Bermudez (saz, setar), Didié Nietzche (paisajes sonoros) y Leslie V. (escenografía de magia negra) se unieron en 2019, cambiando así la banda hacia una verdadera orquesta infernal.

Cod: #1017

No hay comentarios:

Publicar un comentario